*Con abanicos multicolores, Monserrat Reyes Rojas esparce aire fresco en el Centro de Documentación de Son Jarocho de Jáltipan, donde se vive entre jaranas, leonas, panderos, quijadas de árbol y requintos
Nadia Carrión
Jáltipan, Ver.- Los colores vibrantes de los abanicos se mueven al compás del Son Jarocho.
Entre jaranas, leonas, panderos, quijadas de árbol y requintos, el viento sopla a través del arte de Monse, cuya imagen y expresiones aparecen como “Monpibara o Serrat”.
Pintados a mano y personalizados, conectan con la danza y la música; los abanicos forman parte de la cultura y tradición del sur de Veracruz;
El arte de Monserrat Reyes Rojas se mueve junto con los pateos… los zapateados de una cultura y movimiento musical que se mantiene vivo.
Ella dejó de dar clases de computación y se convirtió en docente de pintura. Rodeada de plantas, árboles y con gran entusiasmo, comparte sus conocimientos con niños y jóvenes en el Centro de Documentación de Son Jarocho.
“Empecé a dibujar abanicos y a la gente le gustó, empecé a practicar más y como me pedían muchos pintaban, pintaba y pintaba; era algo que me gustaba y disfrutaba y a partir de ese momento allá en el 2019 ya lo tomé más serio”.
Su pasión la llevó a estudiar una segunda carrera: enseñanzas de las artes, la primera generación en la Universidad Veracruzana campus Coatzacoalcos. Ha logrado dar más de 60 talleres de pintura en municipios como Coatzacoalcos, Minatitlán, Cosoleacaque, Jáltipan y Agua Dulce.
“En el fandango empezó el proyecto por amigas fandangueras porque en el fandango luego hace mucho calor, unas veían a otras y le decían; oye, ¿dónde lo compraste?”, relató.
Tras el intenso calor que hace en el sur de Veracruz, Monse decidió hacer abanicos personalizados, pintados a mano; una gran aceptación en la comunidad artística.
Admira el arte de Edder Aguilar (Cear), conocido muralista de Cosoleacaque, quien se encarga de mantener viva la cultura e identidad del sureste veracruzano; también ama el trabajo de Omar Flores (Esokc); ambos son una motivación para su camino artístico.
Ya perdió la cuenta de cuántos abanicos ha pintado, quizá un poco más de cien… poco importa ella sigue creando, con pintura acrílica da vida a personajes, flores, animales e instrumentos musicales.